Hubo un tiempo en que hombres y mujeres luchaban por lo que querían. Luchaban por los suyos y por ellos mismos. Luchaban porque no tenían nada que perder.
Hoy no queremos perder lo que tenemos y algunas veces nos aferramos a ello tragando lo que venga. Tal vez rios, tal vez mares. Mas vale pájaro en mano que ciento volando... y no importa que el pájaro nos picotee, no importa que nos saque los ojos... es nuestro pájaro. Nos da miedo que pueda escaparse, que no podamos cazar otro mejor. Se perdió el valor.
Se perdió también la unión. El miedo al que "los otros" no sigan avanzando es la propia desconfianza que tenemos en nosotros mismos.
Sabemos que las cosas no vienen solas, pero por si acaso nos quedamos sentados esperando algún Prometeo que nos traiga el fuego.
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