jueves, 16 de septiembre de 2010

No puedes vender la piel del oso antes de cazarlo

Y eso es lo que me he dicho a mi misma tras escribir un título e intentar hablar sobre las tradiciones, inspirada por la conversación que mantuve ayer con mi compañero de trabajo el cual me decía que yo no estaba enamorada de mi pareja por el siguiente hecho: no me quiero casar, nunca me ha hecho ilusión y no he soñado con ello cuando era niña. Según él, cuando encuentre a la persona adecuada cambiaré de opinión (wtf????). Lo de "no necesito hacer el paripé ni demostrar nada a los demás para querer a alguien" no le valía. Por este motivo el texto parecía estar dedicado a aquellos que pretenden tener la razón sobre como son las cosas, hablan sin saber y opinan de lo que no les importa, mas que a las tradiciones en si, sobre las que no tengo mucha idea ni ganas de hablar en realidad.

Otra cosa que me ocurrió ayer es que, llendo yo con el coche, cruzó la carretera el típico señor que no entiende el concepto de "pasos peatonales" y cree que los coches han de parar a su paso. Esto último me quedó más claro cuando vi que, ya no solo cruzaba con total tranquilidad mientras me acercaba a el, si no que paró en mitad de la calle para rascarse una pierna.

No tiene que ver una cosa con la otra, simples anecdotas. Vuelve mi pereza mental y el problema es que aún desconozco la causa. Esperó volver a vencerla pronto, tanto como espero terminar de ver Lost de una vez, antes de que olor a misticismo invada mi casa.

Y habiendo dado señales de vida, me voy más tranquila.